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Moda alemana – Special: Fashion in Germany 1/7
16 February, 2010

¿Alemania, país de la moda? Puede sorprender. Pero a favor de ello hablan el interés de los clientes, el arte de los diseñadores y Berlín como motor creativo. Un vistazo a Alemania, país de la moda.

Joachim Schirrmacher

La moda alemana apuesta por la individualidad, la expresión y el carácter, es graciosa y elegante. Los diseñadores alemanes cosechan éxitos en el exterior, las marcas alemanas convencen por su calidad. Y el “look” de Berlín atrae a los cazadores de tendencias.

Los alemanes aman la moda”, dice Christopher Bailey, “y la disfrutan”. El británico puede juzgarlo. Como diseñador jefe de Burberry es uno de los mejores de su profesión. Además conoce bien Alemania: vivió varios años en Múnich y Tréveris. Pero los alemanes no sólo disfrutan de la moda, sino que también saben muy bien diseñarla. Entre los más importantes diseñadores inter nacionales se cuentan los alemanes Karl Lagerfeld (Chanel), Jil Sander, Tomas Mair (Bottega Venetta) y Wolfgang Joop (Wunderkind). Además, diseñadores alemanes trabajan en casi todas las empresas internacionales de la moda, a menudo en posiciones de dirección, dando así su sello a la moda en París, Londres y Nueva York.

Que los alemanes gustan de la moda quedó probado en un estudio. El Instituto Alemán de la Moda fotografió entre mayo de 2008 y abril de 2009 a más de 5000 personas de edades entre 20 y 35 años en las calles de Berlín, Colonia, Bielefeld y Londres. “El look en las calles alemanas cambió completamente en los últimos diez años, no sólo en Berlín sino que es en todas las ciudades analizadas sorprendentemente similar”, dice Elke Giese, directora del proyecto. Giese sintetizó las observaciones en seis tesis:

1. En lugar de traje o chaqueta se lleva –también en importantes citas profesionales– ropa informal o de calle en el 90 por ciento de los casos, si bien cuidadosamente puesta en escena.

2. Más importante que el símbolo de estatus de las marcas son la creatividad y la individualidad del “autodiseño”.

3. La influencia del deporte y la ropa deportiva se ve en todos los sectores de la vestimenta y la transforma. Los jeans están omnipresentes. Incluso prendas formales deben tener hoy un dejo informal para verse modernas.

4. La muy femenina vestimenta de las mujeres es contrastada con mensajes contrarios, tales como botas y chaquetas de jean.

5. Las nuevas fashion victims son mascu linas. Su tendencia a ir a la moda sorprende. Además de un estilo funcional, los hombres cultivan una relación lúdica con marcas, colores y accesorios.

6. Cada vez más se llevan nuevos looks

primero en las calles antes de verse en las pasarelas.

Ese estudio es muy interesante porque constata que la moda alemana tiene una identidad propia. No se define en los ateliers, sino en la calle. Es moda como posibilidad de expresión individual. La moda alemana actual son diseños individuales que reflejan el espíritu del siglo XXI. En el foco no está hoy la dama fina, sino la movilidad profesional, la emancipación y la armonización del tra bajo y la familia. Se trata de “urbanwear”. Ese nuevo futuro de la moda se ve sobre todo en Berlín. “Aquí, presumir es mal visto. Debe reinar una armonía entre la persona y su vestimenta”, escribe en un estudio Klaus Heine, colaborador científico de la Universidad Técnica de Berlín.

Más conocida es Alemania por su papel de punta en la moda como bien de consumo. Con una facturación de 59.900 millones de euros, Alemania es el segundo mayor mercado de la moda en el mundo y posee una de las industrias más eficientes. Sin duda: los profesionales de la moda compran, evalúan y fotografían en París, Milán o Nueva York. Pero allí se cultiva sobre todo la imagen. En Alemania se hacen negocios. Aquí tienen lugar las más importantes y mayores ferias. En los años 1970 y 80, en Düsseldorf y Colonia para la ropa de confección y jeans. Hoy para ropa deportiva, de calle e informal en Múnich y Berlín. Esa transformación refleja los cambios en la forma de vestirse. Hay mundialmente pocas marcas que estén tan afirmadas en la moda deportiva, de calle e informal como las alemanas. La guía del sector son la feria de artículos deportivos ispo, en Múnich, y la de ropa informal Bread & Butter, en Berlín. Ambas son ferias líderes a nivel mundial.

La feria líder mundial en ropa de calle y urbana es Bread & Butter, fundada en 2001. Allí va incluso Justin Timberlake a presentar se sello de moda. Bread & Butter es un imán de visitantes, y, con una facturación estimada en 100 millones de euros por feria, un motor económico. Además atrae muchos otros eventos y ferias, por ejemplo la Mercedes-Benz Fashion Week Berlin, organizada por el grupo norteamericano IMG. Esa feria ofrece una pasarela de nivel internacional y el gran interés mediático enseña a las empresas cómo presentarse a nivel internacional. Paralelamente creció en Berlín también la infraestructura de servicios y el número de boutiques. En los años 1990, el Soho de Nueva York atraía a los cazadores de tendencias. Ahora vienen también a Berlín. Si bien el centro comercial de la moda alemana se halla en Düsseldorf y alrededores, y Múnich continúa siendo una importante plaza comercial, Berlín comienza a imponerse como ciudad líder de la moda y escaparate de Alemania.

“Hay que olvidar París y Londres”, escribió “Time” en 2004. “Berlín es la nueva capital de la inspiración creativa”. Berlín ofrece –también gracias a un moderado costo de vida– excelentes condiciones para la creación. “En Londres, París o Nueva York, con 6000 euros nunca hubiera logrado abrir mi atelier y tienda”, dice Leyla Piedayesh, de Lala Berlin. Piedayesh, nacida en Teherán y crecida en Wiesbaden, es una nueva berlinesa típica, en una ciudad que desde la caída del Muro, en 1989, ha renovado la mitad de su población. La atmósfera de Berlín atrae a importantes diseñadores: Hedi Slimanie, diseñador jefe de Dior Homme, llevó el look de Berlín a las pasarelas de París. Vivienne Westwood ejerció de 1993 a 2005 la docencia en la Universidad de las Artes, Issey Miyake y Giorgio Armani exhibieron sus creaciones en una gran exposición en Berlín.

La industria textil y de la vestimenta es, con una facturación de 19.200 millones de euros, el segundo mayor sector de bienes de consumo de Alemania, después del alimentario. La mayoría de las empresas del sector son medianas, si bien a menudo son propiedad de inversionistas internacionales (Private Equity). Se trata de empresas como Adidas, Esprit, Escada, Hugo Boss y Puma, para nombrar a las más conocidas. Según la Asociación German Fashion, Alemania es, después de Italia, el país que más moda exporta. Sin embargo, muy pocas veces esas empresas son identificadas como alemanas. Sus nombres parecen ser franceses o italianos: Cinque, René Lezard, Oui o Strenesse. En Alemania también surgen muy buenos diseñadores. No obstante, después de los estudios, muchos de los mejores hacen carrera en el exterior. Un ejemplo es Grit Seymour. Luego de sus estudios en Berlín y Londres trabajó como diseñadora para Donna Karan (Nueva York) y Max Mara (Reggio Emilia), antes de marcharse como diseñadora jefa a Daniel Hechter (París) y Hugo Boss Woman (Milán). Hoy transmite sus ex periencias como docente en Berlín. Muchos de sus colegas han abierto casa de moda propias en Paris, Londres, Amberes o Nueva York, como Lutz Hülle, Bernhard Willhelm, Markus Lupfer, Stephan Schneider y Daphne y Vera Correll. A ellos se agregan los diseñadores que han creado una marca propia en Alemania. Sólo en Berlín existen entre 600 y 800 casas de moda (como Bless, c.neeon, Firma, Frank Leder, Michael Michalsky, Kostas Murkudis, Michael Sontag y Trippen). Además innumerables más en Hamburgo (FKK, Anna Fuchs, Garment, Herr von Eden, Sium, Bettina Schoen bach, Tonja Zeller), Colonia (Eva Gron bach), Múnich (Ivonne Fehn, Haltbar, Marcel Ostertag, Hannes Roether, Talbot & Runhof) y también en Gütersloh (Annette Görtz), por nombrar sólo algunos lugares y nombres.

La moda alemana posee muchas facetas. Sus propuestas unen calidad de diseño, individualidad y posibilidades de venta a alto nivel. Puede ser fresca y con humor (Joel Horwitz), irónica (Stephan Schneider), elegante (Michael Sontag), purista (Jil Sander), poética (Wunderkind), de rico colorido (c.neeon), inteligente e innovadora (Trikoton) o graciosa y alegre (Bernhard Willhelm). Justamente la moda berlinesa es básicamente más joven, fresca e impetuosa que las marcas internacionales de lujo. Es más original que comercial y a menudo provoca. El “High Fashion Segment”, como Bless o c.neeon, se aproxima a menudo mucho al arte. Pero siempre las colecciones son para la calle, y a menudo son influidas por la propia Berlín. “Gritty Glamour”: un encanto grueso, como lo llamó la renombrada periodista de la moda Suzy Menkes. No obstante, la moda alemana se diferencia de la gracia y ligereza de la de los países románicos. En lugar de centrarse en la imagen, se orienta por el producto en sí. Los dise ñadores no quieren confeccionar prendas irrelevantes, sin carácter; aspiran a la trascendencia y el equilibrio, apuestan por los valores interiores en lugar de la pasión. Una seriedad, que nunca quiere ser “el arte por el arte”. Stephan Schneider habla de una moda muy modesta y calma.

La moda de los diseñadores alemanes siempre contiene un trozo de subcultura, autonomía, compromiso e idealismo. No obstante, a pesar de sus grandes cualidades, los diseñadores echan de menos la atención pública. Falta la conexión entre la pasarela y la tienda. Entre los diseñadores de moda y la industria de la vestimenta existen pocos puntos de contacto. Luego de una excelente capacitación en una de las más de 40 academias de moda de Alemania, para los graduados que quieren algo más que interpretar tendencias es más sencillo recoger experiencias en las mejores casas de moda de París, Milán, Londres o Amberes que en la industria alemana de la vestimenta.

Así como Alemania dio una y otra vez nuevos impulsos en el arte y la cultura, parece haber llegado el momento de hacerlo también en moda. Por ello es necesario tomar lo aparentemente sencillo en serio. Y combinar de tal forma las hasta ahora estrictamente separadas perspectivas de la moda como bien económico y como bien cultural. Para bien de los creadores y los comerciantes… y para bien del cliente.

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