16 February, 2010
La moda verde combina hoy ecología y estilo de vida, ética y negocios en un concepto conjunto de gran éxito y popularidad. Las empresas alemanas son líderes internacionales
Joachim Schirrmacher
La moda es verde. No tanto por el color, sino por la tendencia a fabricar tejidos de una forma más ecológica y ética. Las empresas de confección de todo el mundo se esfuerzan por hacer que el proceso de fabricación sea más ecológico e implantar estándares sociales mínimos en la producción. No se trata en primera línea de cumplir las normas internacionales, sino del éxito empresarial, puesto que los consumidores valoran esta evolución.
Entre los pioneros internacionales de mayor éxito están tres empresas alemanas: Hess Natur (empresa de venta por correo de tejidos naturales), Klaus Steilmann (que en su día fue el mayor fabricante de moda femenina en Europa) y Otto Group (el mayor grupo empresarial de venta por correo del mundo). En los tres casos, la iniciativa es producto de la convicción del dueño de la empresa. Fueron pioneros en el establecimiento de know-how, cooperaciones y estándares tanto en Alemania como en los países cultivadores y productores.
Hess Natur, por ejemplo, puso en marcha en 1991 el primer proyecto de algodón ecológico en Sekem (Egipto). A éste siguieron proyectos en Perú, Senegal, Turquía y Burkina Faso. Hess también participó en el desarrollo de lino, lana y seda ecológicos. Klaus Steilmann ha estado involucrado en el desarrollo e implantación de estándares de calidad ecológicos, ropa biodegradable, viscosa libre de cloro, poliéster optimizado ecológicamente, conceptos de gestión medioambiental y auditorías ecológicas. Mediante la colección de su hija “Britta Steilmann – It‘s one world”, la moda ecológica se dio a conocer a un amplio público.
Otto introdujo en 1986 el objetivo empresarial de una “clara orientación medioambiental”. La meta de Michael Otto era conseguir que los criterios ecológicos y sociales fueran compatibles con los objetivos económicos. De este modo se crearon extensos sistemas de gestión medioambiental y social. Según sus propios datos, un 99 por ciento de su surtido de tejidos y ropa está libre de sustancias nocivas, y esto al mismo precio que productos convencionales. El proyecto “Cotton made in Africa” se propone contribuir a la lucha contra la pobreza y la protección del medio ambiente en África. 130.000 pequeños agricultores producen 85.000 toneladas de algodón al año.
En colaboración con la fundación del premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, el padre de los microcréditos, se ha construido una fábrica en Bangladesh. El objetivo no es maximizar los beneficios, sino dar solución a problemas sociales y medioambientales. Grameen Otto es la primera empresa de este tipo en todo el mundo y pretende convertirse en un modelo de economía social y ecológica sostenible.
En el caso de las tres empresas se trata de un compromiso total que abarca también aspectos del ciclo de vida de los productos y procesos, los flujos de transporte, los edificios, el papel y a menudo incluso la comida ofrecida en el comedor. Otto, por ejemplo, creó un centro de distribución junto al canal Mittelland para poder transportar desde el puerto de Hamburgo la mercancía importada de los países productores por barco en vez de por carretera.
Sus proyectos establecen estándares que tienen una gran influencia en el mercado de masas. Un ejemplo es la prohibición de los colorantes azoicos que son cancerígenos. Hoy en día las tres empresas apenas venden ropa sin el certificado Öko-tex 100 Standard. Otros grupos como Wal Mart, C&A o H&M están siguiendo esta línea.
A estos hay que añadir numerosas empresas pequeñas y diseñadores independientes que se dedican por completo a la moda justa. Aunque a menudo se limitan a sencillos productos de algodón, su labor es decisiva para hacer más atractiva la moda verde. Kirsten Brodde, autora del libro Saubere Sachen, estima que tan sólo en Alemania existen ya 150 pequeñas marcas ecológicas.
Ya sea la elegante ropa de confección de Inka Koffke o la informal de marcas como Vilde Svaner o Slowmo: la durabilidad es el criterio decisivo. Kirsten Brodde va más allá: “Lo verdaderamente vanguardista es preguntarse antes de comprar cualquier prenda: ¿necesito esto realmente?”
Published
Deutschland Magazin 1/2010: “La moda verde“, page 42 – 43
© Joachim Schirrmacher, all Rights reserved